sábado, 31 de enero de 2015

Seis cuestiones para entender la hegemonía mediática

ares_cuba
Por Dênis de Moraes
1. El sistema mediático contemporáneo demuestra capacidad de fijar sentidos e ideologías, seleccionando lo que debe ser visto, leído y oído por el conjunto del público. Por más que existan por parte de lectores, oyentes y telespectadores expectativas y respuestas diferenciadas a los contenidos recibidos, son los grupos privados de comunicación que prescriben orientaciones, enfoques y énfasis en los informativos; cuáles son los actores sociales que merecen ser incluidos o marginalizados; cuáles las agendas y pautas que deben ser destacadas o ignoradas.
Los medios difunden juicios de valor y sentencias sobre hechos y acontecimientos, como si estuvieran autorizados a funcionar como una especie de tribunal, sin ninguna legitimidad para eso. Su intención, asumida pero no declarada, es diseminar contenidos, ideas y principios que ayuden a organizar y unificar la opinión pública en torno a determinadas visiones de mundo (casi siempre conservadoras y sintonizadas con el estatus quo).
Los medios eligen los actores sociales, articulistas, analistas, comentaristas y columnistas que deben ser prestigiados en sus vehículos y programaciones. En la mayor parte de los casos, como observa Pierre Bourdieu, estos portavoces nada no hacen más que reforzar el trabajo de los “think tanks” neoliberales en favor de la mercantilización general de la vida y la desregulación de las economías y los mercados. En efecto, los “intelectuales mediáticos” o “especialistas” dicen todo aquello que sirve a los intereses de clases e instituciones dominantes, combatiendo y descalificando ideas progresistas y alternativas transformadoras.
Los grupos mediáticos mantienen también acuerdos y relaciones de interdependencia con poderes económicos y políticos, en busca de presupuestos de publicidad, patrocinios, financiaciones, exenciones fiscales, participaciones accionarias, apoyos en campañas electorales, concesiones de canales de radiodifusión, etc. No son neutros y exentos, como quieren hacer creer; son parciales, toman partido, favorecen los intereses mercantiles, defienden posiciones políticas, combaten ideológicamente a los opositores.
2. Los medios se apropian de diferentes léxicos para intentar colocar dentro de sí todos los léxicos, a servicio de sus objetivos particulares. Palabras que pertenecían tradicionalmente al léxico de la izquierda fueron resignificadas durante la hegemonía del neoliberalismo en las décadas de 1980, 1990 y parte de 2000. Cito, de inmediato, dos palabras: reforma e inclusión. De la noche a la mañana, pasaron a ser incorporadas a los discursos dominantes y mediáticos, en sintonía con el ideario privatista. Se trata de indiscutible apropiación del repertorio progresista, que siempre asoció reformas al imaginario de la emancipación social. Las apropiaciones tienen el propósito de redefinir sentidos y significados, a partir de ópticas interpretativas propias.
3. Al celebrar los valores del mercado y del consumismo, el sistema mediático subordina la existencia al mantra de la rentabilidad. La glorificación del mercado consiste en presentarlo como el ámbito más adecuado para traducir anhelos, como si sólo él pudiera convertirse en instancia de organización societaria. Un discurso que no hace más que realzar y profundizar la visión, claramente autoritaria, de que el mercado es la única esfera capaz de regular, por sí misma, la vida contemporánea. Los proyectos mercadológicos y los énfasis editoriales pueden variar, menos en un punto: las corporaciones operan, consensualmente, para reproducir el orden del consumo y conservar hegemonías instituidas.
4. Los discursos mediáticos están comprometidos con el control selectivo de las informaciones, de la opinión y de los juicios de valor que circulan socialmente. Eso se manifiesta en las manipulaciones de los noticieros y la interdicción de los puntos de vista antagónicos, afectando la comprensión de las circunstancias en que ciertos hechos acontecen (generalmente los que son contrarios a la lógica económica o a las concepciones políticas dominantes).
Los medios masivos buscan reducir al mínimo el espacio de circulación de ideas contestatarias – por más que estas continúen manifestándose y resistiendo. La meta es neutralizar análisis críticos y expresiones de disenso. Un ejemplo de lo que acabo de decir son los enfoques tendenciosos sobre las reivindicaciones de movimientos sociales y comunitarios. Son frecuentemente subestimadas, cuando no ignoradas, en los principales periódicos y telediarios, bajo el argumento falaz de que son iniciativas “radicales”, “populistas”, etc. La vida de las comunidades subalternas y pobres está disminuida o ausente en los noticieros.
5. El sistema mediático rechaza cualquier modificación legal que ponga en riesgo su autonomía y sus ganancias. A cualquier movimiento para la regulación de la radiodifusión bajo concesión pública, reacciona con violentos editoriales y artículos que presentan los gobernantes que se solidarizan con la causa de la democratización de la comunicación como “dictadores” que quieren sufocar la “libertad de expresión”. Es una grosera mistificación. Lo que hay, en verdad, es el bloqueo del debate sobre la función y los límites de la actuación social de los medios. Las grandes empresas del sector no tienen ninguna autoridad moral y ética para hablar en “libertad de expresión”, pues niegan diariamente la diversidad informativa y cultural con el control selectivo de la información y la opinión. Se confunden intereses empresariales y políticos con lo que sería, supuestamente, la función de informar y entretener. Todo eso acentúa la ilegítima pretensión de los medios hegemónicos de definir reglas unilateralmente, inclusive las de naturaleza deontológica, para colocarse por encima de las instituciones y los poderes constituidos, ejerciendo no la libertad de expresión, sino la libertad de empresa.
6. Los conglomerados detienen la propiedad de la mayoría de los medios de difusión, la infraestructura tecnológica y las bases logísticas, lo que les confiere dominio de los procesos de producción material e inmaterial. La digitalización favoreció la multiplicación de bienes y servicios de infoentretenimiento; atrajo players internacionales para negocios en todos los continentes; intensificó transmisiones y flujos en tiempo real; y agravó la concentración en sectores complementarios (prensa, radio, televisión, internet, audiovisual, editorial, telecomunicaciones, publicidad, marketing, cine, juegos electrónicos, móviles, plataformas digitales, etc.).
Todo eso hace sobresalir nuevas formas de plusvalía en la economía digital: la tecnología que posibilita sinergias y convergencias; el reparto y la distribución de contenidos generados en las mismas matrices productivas y plataformas; la racionalidad de costes y la planificación de inversiones.
Se origina de ahí un sistema multimediático con flexibilidad operacional y productiva, que incluye amplia variedad de iniciativas y servicios digitales, flujos veloces, espacios de visibilidad, esquemas globales de distribución, campañas publicitarias mundializadas y técnicas sofisticadas de conocimiento de los mercados. La finalidad es garantizar el mayor dominio posible sobre las cadenas de fabricación, procesamiento, comercialización y distribución de los productos y servicios, incrementando la rentabilidad y los dividendos monopólicos.
- Dênis de Moraes es investigador senior del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y de la Fundación Carlos Chagas Filho de Amparo a la Investigación del Estado de Río de Janeiro (FAPERJ), de Brasil. Autor, entre otros libros, de Medios, poder y contrapoder, con Ignacio Ramonet y Pascual Serrano (Biblos, 2013), La cruzada de los medios en América Latina (Paidós, 2011) yMutaciones de lo visible: comunicación y procesos culturales en la era digital(Paidós, 2010).
(Publicado originalmente en Alainet

jueves, 15 de enero de 2015

La ridícula operación del empleado Nisman

CAUSA AMIA

"En vez de investigar a los sospechosos, Nisman se dedicó clandestinamente a investigar a la Presidenta"

El canciller Héctor Timerman afirmó hoy que el fiscal de la Causa Amia, Alberto Nisman, “en vez de investigar a los sospechosos, se dedicó clandestinamente a investigar a la Presidenta de la República Argentina”, al referirse a la denuncia que aquel formuló contra la mandataria y otros funcionarios de Gobierno por presunto encubrimiento del atentado a la AMIA.


Además reclamó que Nisman debe “aclarar si la denuncia contra la Presidenta tiene relación con la reciente decisión de separar a Jaime Stiusso” como director de operaciones de la Secretaría de Inteligencia, al tiempo que consideró que “que los servicios de inteligencia conduzcan al Poder Judicial remite a las noches más negras de la historia de las dictaduras en nuestro país y en resto del mundo”.

Ante los periodistas de la Casa de Gobierno, Timerman leyó un comunicado en el que pidió que “quienes dudan de nuestro compromiso contra el terrorismo que sean honestos en sus dichos y dejen de lado sus temporales intereses electorales”, al tiempo que enfatizó que el propio Nisman fue quien “se negaba a concurrir a Interpol para ayudar al juez a solicitar el arrestos de los sospechosos” iraníes.

Explicó que Aníbal Fernández, actual secretario general de la Presidencia, recordaba que “cuando se desempeñaba como Ministro del Interior de Néstor Kirchner debió convencer al fiscal Nisman que acompañe a la delegación argentina a la sede central de Interpol en Lyon (Francia) para solicitar que se emitan órdenes de arrestro contra sospechosos iraníes”.

“Nisman se rehusaba a viajar a pesar de que era su investigación la que se presentaba como prueba para pedir los arrestos. ¿Por qué se negaba y por qué sólo aceptó viajar luego de pedirle al agente del Servicio de Inteligencia, Jaime Stiuso, que lo acompañe a hablar con Aníbal Fernández?”, agregó.

El Canciller, en la lectura de su declaración en la Sala de Conferencias de Casa de gobierno, enfatizó que “si hoy existen las alertas rojas solicitando el arresto de los sospechosos iraníes, se debe a la decisión y acción política de Néstor Kirchner. Ni de (Carlos) Menem, ni de (Fernando) De la Rúa, ni de (Eduardo) Duhalde. Y mucho menos del fiscal Alberto Nisman”.

“Que Nisman dé a conocer los nombres de los testigos que le aportaron las pruebas. Que permita a todos los argentinos, y en especial a los familiares de las víctimas, evaluar su trabajo. Precisamente, el nuevo Código Procesal Penal de la Nación aprobado por el Congreso, permite a las víctimas y sus representantes la actuación amplia en la investigación y en el control del rol de la fiscalía”, agregó.

Según el canciller, la denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “muestra el gado de confusión y parálisis en el que se encuentra la causa AMIA” y el fiscal “acusa, vilmente, a la política más activa en buscar el juicio y castigo a los perpetradores del brutal atentado terrorista”.

El ministro enfatizó sobre el compromiso de Néstor Kirchner y de la actual mandataria sobre la causa, incluso desde su pasado como legisladora nacional, cuando Cristina integró la Comisión Bicameral para el seguimiento de los Atentados de la Embajada de Israel y AMIA, y agregó: “Cuando comenzó a notar irregularidades en la investigación, redobló sus esfuerzos para evitar el desvío de la misma”.

“En los dos últimos informes de la Comisión de Seguimiento, especialmente en el último, debió firmar en soledad su opinión sobre el nefasto rol del entonces juez Juan José Galeano y de los servicios de inteligencia del Estado a cargo de la Causa AMIA. Hoy el ex juez Galeano está acusado por encubrimiento junto a sus fiscales. Desgraciadamente Cristina Kirchner tenía razón”, agregó.

Luego hizo lectura de las palabras de la Presidenta durante su participación en foros internacionales como la asamblea de Naciones Unidas, donde en reiteradas ocasiones el país reclamó a Irán que “se someta a la jurisdicción” y permita a los acusados comparecer a someterse a la justicia.

Timernan señaló además que el Memorándum de Entendimiento que se firmó y luego fue apobado por el Congreso Nacional “no está en vigencia, porque fue paralizado por una Cámara de Apelaciones a pedido de, entre otros, el fiscal Alberto Nisman. Llama la atención que quien investigó al atentado solicite que se impida que el juez argentino utilice sus propias pruebas para llegar a poder indagar a los sospechosos sin lo cual la causa no puede avanzar”.

“¿No es la obligación de Nisman que el Juez pueda indagar a los sospechosos que surgen del trabajo realizado por él mismo? ¿Cómo explica que sea el motor y el ideólogo de haber trabado la posibilidad, por primera vez en 20 años, que el Juez indague a los sospechosos? De la misma manera que se negaba a concurrir a Interpol para ayudar al juez a solicitar el arresto de los sospechosos”.

Por último, exhibió comunicaciones oficiales entre el Ministerio de Relaciones Exteriores con Interpol, informando sobre el Memorandum de Entendimiento firmado, y la respuesta del organismo internacional ratificando que su aprobación “no implica ningún cambio en el estatus de las notificaciones rojas publicadas” y que se trata de un acuerdo que marca “un desarrollo positivo en el esclarecimiento de la causa”.

Fuente. Telam