lunes, 14 de marzo de 2011

MARKETING o POLITICA

Por Alicia Kirchner

El marketing como una rama de la administración que incluye una herramienta publicitaria, genera efectos impensados sobre nuestra libertad. Inconscientemente, puede manipular nuestras decisiones acerca de qué producto comprar y nos induce a considerar que tal o cual es el mejor producto. En tal sentido manipula nuestra capacidad soberana y oprime la voluntad de poder ser nosotros mismos al condicionar el rumbo nuestras acciones. Podemos decir, si elevamos nuestra mirada que el marketing surge a consecuencia de la urgencia del capitalismo que a escala global necesita para su reproducción ampliada nuevos horizontes de rentabilidad y generación de valor en nuevos mercados. En sí mismo no es ni bueno ni malo, depende cómo se lo use.

En nuestro país, las políticas neoliberales, puente de plata insoslayable que permitió al capital globalizado penetrar sin límites las fronteras nacionales, produjeron un profundo vaciamiento y mercantilización de las relaciones políticas y sociales, las cuales instalaron en el imaginario colectivo que todo puede ser comprado y vendido, e intentaron reducirnos de ciudadanos/as a consumidores/as, en la nueva versión gerencial de la política. Dejábamos de ser una comunidad organizada en base a derechos y nos convertíamos en socios comerciales de una sociedad mercantilizada. Más contundentemente, la concepción misma sobre cómo construir ciudadanía ha sido reconfigurada en ese periodo de finales del siglo XX.

La primacía del mercado por sobre el Estado y la comunidad organizada, que imperó en la noche neoliberal, habilitó al marketing, una herramienta pensada sólo para los ámbitos de las relaciones de producción y comercialización, jugar un rol determinante y casi exclusivo en el escenario de la política argentina.

Así observamos cómo en la actualidad, esas lógicas que intentaron ser hegemónicas en su momento, hoy permanecen vigentes en ciertos sectores de la política, (residuales del neoliberalismo) -o de la no política, y en algunos opositores al proyecto nacional y popular, los cuales conciben que el ciudadano, ejerciendo el derecho de elegir y votar, se parece a un “comprador” al que hay que tentar o seducir en su paseo por las góndolas de un supermercado o el “shopping. Esto despersonaliza la política pues cercena el protagonismo popular y lo reduce a una relación en términos comerciales.

Y es aquí donde volvemos a la idea de la fuerza misteriosa del marketing y su buen uso para instalar un producto a ser “elegido”. Todo se torna, entonces, una cuestión de colores y envases que atraen, marcas que se instalan, slogans que reemplazan contenidos, valores agregados que suplen lo que venden siguiendo las reglas del mercado. De esta forma, la dinámica del marketing se instala ante nosotros, ya no como un producto vulgarmente hablando, pero sí con las reglas del mercado, con la intención de posicionar a hombres y mujeres en el escenario político que se postulan para conducir los destinos de un municipio, provincia o la Nación.

Analizando el actual escenario político, en vistas a las elecciones que se desarrollarán a lo largo del año, vemos cómo algunos intentan instalar candidatos que sólo son “vestidos” de políticos pero sin propuestas políticas; o mejor dicho con propuestas políticas que las ocultan detrás de las técnicas del marketing, por que de lo contrario el pueblo Argentino no los votaría dado que son iniciativas que han fracasado en el pasado inmediato y que esconden intereses que van en contra de las mayorías populares, y también con un sesgo antidemocrático en lo político y económico.

La distancia entre este modo de concebir la política y la participación ciudadana, y nuestra manera de construir liderazgo en forma colectiva, es abismal. Un líder, un candidato real y no virtual, que busque gobernarnos, se construye sólo en la militancia, entendiendo militancia como perspectiva vital. Hablamos de la actitud “militante” que atraviesa a los y las que se preparan, se forman, piensan con y para el pueblo; caminan los barrios, la ciudad, y debaten y construyen proyectos. Esto es la militancia política, entender que una elección es fruto de un camino anterior, tanto de quien elige, como de quien es elegido/a. De la Argentina real surge el candidato real.

Los medios monopólicos de comunicación en alianza con los sectores de concentración financiera construyen candidatos según sus oportunidades y necesidades económicas y políticas, a partir de esa concepción mercantilista de la política. El marketing, al centro de la escena. La Argentina virtual construida e instalada desde sus propios medios de comunicación, arma sus posibles candidatos para que mejor los represente.

Los candidatos insistimos, deben surgir de la Argentina real, de los barrios, de las universidades, de las fábricas, es decir del mismo pueblo que quieren y desean representar. Surgen de la fuerte convicción de defender a las mayorías populares, con la principal herramienta, que es la democracia política. Cuando las corporaciones económicas arman el candidato utilizan el marketing político como medio y fin para lograr sus objetivos. A eso le decimos "Nunca menos que el camino ya recorrido". Nunca menos que la actitud militante esforzada, comprometida, transparente de quienes eligen trabajar por el país construyendo más soberanía política.




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