-Por Fabián Curotto-
Como criollo que soy conservo
"el don" de la vergüenza. Sé sentirla cuando la ocasión lo merece, y
por eso entiendo lo de sentir vergüenza ajena. Que un guaso incurra en
exabruptos, está en los cálculos, pero que Jueces que sellan con sus decisiones
el destino de millones de ciudadanos, es vergonzoso y vergonzante. Considerar entre los
argumentos para un fallo una probadísima instalación mediática estigmatizante
es de una mediocridad supina, o de una sumisión al Poder Real
superlativa.
La provincia de Tucumán nos trae
al tema una vez más en estos tiempos. La
Cámara en lo Contencioso Administrativo de esa provincia determinó que los
comicios deben anularse, tras recibir la denuncia del diputado José Cano, el derrotado electoralmente, y de modo amplísimo, en su candidatura a Gobernador.
El pedido se apoyó en las puntuales y acotadas irregularidades de carácter
policial -y no político- que ocurrieron en las últimas elecciones en ese
territorio, pero fundamentalmente en las operaciones mediáticas, como ya veremos.
Por decirlo de algún modo, todo mal... pero peor. Dentro de la argumentación
sobre el motivo del fallo, tal cámara expone que "se estructuró y
aceitó un complejo y enorme
aparato clientelar a la vista
de toda la ciudadanía, documentado
por los más diversos medios de difusión...". O sea, de ingenuos que
son toman como válido 'per se' lo que dicen los medios sobre "el aparato
clientelar" y su gravitación.
La foto que ilustra esta nota fue
tomada hace poco, durante la campaña de José Cano, y se lo puede ver al derrotado Capriles
tucumano junto a Ernesto Sanz, sobre quien debo decir -dada la cantidad de
distraídos que aparecen últimamente- que es protagonista fundacional del frente
Cambiemos (cambiemos la caja de manos, Niembro).
Pero quedarme en la foto para
argumentar lo que se puede decir sobre el clientelismo es de un reduccionismo
efectista al que prefiero resistirme, porque la discusión política se da
argumentando desde lo ideológico y lo real, y no tan sólo tirando 'muertos' para el otro
lado.
Eva Perón dijo que “no hay una fuerza capaz de doblegar a un
pueblo que es consciente de sus derechos". No es casual que cite a Evita,
pues a ella misma se la quiso asimilar -con absoluta malicia y abstrayéndola
del contexto social de aquel entonces- como propiciadora del clientelismo.
Ocuparse de los más postergados para nosotros es Justicia, pero para los
reaccionarios es simple populismo o demagogia. Sí, que un pibe acceda a un
derecho es demagogia según la concepción liberal-conservadora, respaldada en
las editoriales mitristas que supimos y sabemos padecer. Aclaro esto por si algún día
llega este artículo a manos de algún extraterrestre que, desde la lógica, no
pudiera comprender qué clase de personas pueden confundir ampliar derechos con insinuar migajas.
El peronismo
-desde Juan Domingo hasta Cristina- fue impulsor explícito de esa batalla
cultural que tiene que ver con hacer conocer que derechos corresponden a cada
sector, e inmediatamente generar las condiciones para que tales sectores se
organicen para exigir o consolidar lo que corresponda en tal sentido. La
ampliación de derechos colectivos -en lugar de la buscada institucionalización
de arbitrarios privilegios individuales- fue un sello de nuestro movimiento en
general. Lograr el voto femenino en la década del cuarenta fue eso, y nadie
puede decir que cada mujer estuvo obligada a votar entonces por Perón. El voto
joven, en la presente década, consistió en lo mismo, con idéntica
caracterización. No por haber recibido tal derecho durante el gobierno de
Cristina, cada joven va a votar por lo que Cristina prefiera. Y no creemos en “el
voto calificado”, cosa que algunos están reivindicando en Tucumán, al insultar
a cada poblador humilde que eligió votar al FPV diciendo que no votó “la opción
adecuada” porque lo arriaron o le dieron el choripan. Con tal de lograr el
resultado electoral propicio para las corporaciones se prestan a cualquier
cosa, y no dudo que están buscando la forma menos desprolija de proscribirnos por un buen rato.
El otro día caractericé a algunos sectores como meta-democráticos; bueno, esos
sectores necesitan de ciudadanos pre-democráticos para lograr sus fines. Y los
hay.
Pero hay que
profundizar sobre el tema, y aquí el motivo del título. No son los mejores
tiempos para aquellos que intenten construir poder grande y fuerte sobre la base de lo que se denominan prácticas clientelares, por lo cual se parte desde bases falsas para alcanzar el objetivo destituyente. Recordemos que hacemos eje en Tucumán por estos días, por la
ridícula denuncia de fraude y el eco que encontró la burda maniobra en algunos jueces.
No son los
mejores tiempos para ejercer el clientelismo porque las políticas de Estado que
benefician a las mayorías populares no son dádivas, son programas
institucionalizados. El titular de derechos que percibe una Asignación
Universal por Hijo accede a ella por cumplir los requisitos que le permiten percibirla.
El estar afiliado a un partido o no, el asistir a actos políticos o no, no le
aumenta ni le quita el derecho que percibe todos los meses. Lo mismo con
quienes cobran una pensión no contributiva, o el programa Progresar, o una
jubilación por ama de casa. Si una de esas jubiladas decide votar a un
neoliberal o a un troskista, al mes siguiente va a al banco y cobra igual sin
que nadie lo evite.
Son derechos
adquiridos, no limosnas repartidas según caprichos.
Ahora van a
venir con una lupa a mostrarnos que encontraron a tres o cuatro “punteros” que
cambian votos por dinero, o por comida. Claro que sobreviven –y sobrevivirán-
tales sujetos, pero no mueven el amperímetro de una elección de modo sustancial.
Va el “puntero” a una casa y ofrece unos mangos para que voten determinada cosa.
Les aseguro que es muy probable que en esa casa reciban esos mangos con una sonrisa… de ahí a
que se vote en el cuarto oscuro lo que el “puntero” quiere hay un trecho muy
largo e improbable. Ojo que cuando hablo de punteros no me detengo en el Frente
para la Victoria, recuerden la foto, está Sanz, no se distraigan.
A los peronistas
nos tiran en la cara todo el tiempo aquello del “aparato”. Que ganamos las
elecciones por el “aparato” ese que tildan de invencible. Miren, siendo Cristina
presidente y Scioli gobernador en la Provincia de Buenos Aires, perdimos con De
Nárvaéz allá por 2009. Los remises para llevar a los vecinos para votar, según lo instalado, los teníamos nosotros, pero la realidad es que perdimos aquellas legislativas con alguien que no tenía a
su disposición el tan mentado aparato.
Yo fiscalicé para Cafiero en aquella
interna contra Menem, a fines de los años ochenta. Nosotros teníamos más fiscales,
estábamos en la provincia gobernada por Cafiero… pero ganó Menem. Hay más
ejemplos, pero creo que no hace falta darlos para hacerles entender de una
buena vez que nuestro Pueblo no es de ovejas, y que no se deja arrastrar tan fácilmente
como piensan los gorilas.
Muchos de
quienes maltratan al pueblo tucumano insultándoles el voto no estuvieron en su
vida en Tucumán. Hace un par de años, junto a mis compañeros, tuve oportunidad de ver personalmente con que convicción y pasión apoyaban las mayorías tucumanas al Frente
para la Victoria allí, en su provincia.
Nos desconozco
ni niego que existan sectores reaccionarios que no nos quieran, principalmente
en la capital tucumana, como no desconozco tampoco el carácter anti peronista y
hasta anti semita de algunos de esos sectores. Pero no pretendo ocuparme de eso hoy.
Quiero decir que
es de anti democráticos no reconocer que perdieron por casi 12 puntos, como es
de golpistas recurrir a las corporaciones hoy, como antes recurrían a las Fuerza
Armadas para lograr sus restauraciones conservadoras.
Hace unas líneas me
equivoqué, dije que buscaban proscribirnos. Debo decir que en Tucumán ya han logrado
proscribirnos. Aunque sea momentáneamente. Hoy de hecho estamos proscriptos,
como ya lo hicieron en otras épocas. Nuestro voto nuevamente parece no valer.
Finalizo con el
versito de los “punteros infalibles”, sean imaginarios o no. Los bolsones de
comida que dan los Sanz y los Cano, o los que puedan dar algunos otros, no
definen una elección. Un bolsón de comida no suma votos de manera automática ni
aritméticamente. Sanz lo vivió, Cano lo sabe, todos lo sabemos.
Ya se ha dicho
esta verdad: cuando ganan, todo bien; cuando pierden gritan fraude.
Quieren, con su
mugre, ensuciar las elecciones de octubre. No pasarán.
vamos ese es mi compañero!!! lo que les molesta a los troscos o gorilas es que tengamos convicciones y sueños como decia nestor....no pueden entender que un pueblo educado da poder....se mueven con guita y eso para nosotros es carencia de mente!! evita siempre va a estar en nuetsros corazonez
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