viernes, 18 de septiembre de 2015

Tucuman y clientelismo político en una etapa crítica

-Por Fabián Curotto-


Como criollo que soy conservo "el don" de la vergüenza. Sé sentirla cuando la ocasión lo merece, y por eso entiendo lo de sentir vergüenza ajena. Que un guaso incurra en exabruptos, está en los cálculos, pero que Jueces que sellan con sus decisiones el destino de millones de ciudadanos, es vergonzoso y vergonzante. Considerar entre los argumentos para un fallo una probadísima instalación mediática estigmatizante es de una mediocridad supina, o de una sumisión al Poder Real superlativa. 

La provincia de Tucumán nos trae al tema una vez más en estos tiempos. La Cámara en lo Contencioso Administrativo de esa provincia determinó que los comicios deben anularse, tras recibir la denuncia del diputado José Cano, el derrotado electoralmente, y de modo amplísimo, en su candidatura a Gobernador. El pedido se apoyó en las puntuales y acotadas irregularidades de carácter policial -y no político- que ocurrieron en las últimas elecciones en ese territorio, pero fundamentalmente en las operaciones mediáticas, como ya veremos. Por decirlo de algún modo, todo mal... pero peor. Dentro de la argumentación sobre el motivo del fallo, tal cámara expone que "se estructuró y aceitó un complejo y enorme aparato clientelar a la vista de toda la ciudadanía, documentado por los más diversos medios de difusión...". O sea, de ingenuos que son toman como válido 'per se' lo que dicen los medios sobre "el aparato clientelar" y su gravitación.

La foto que ilustra esta nota fue tomada hace poco, durante la campaña de José Cano, y se lo puede ver al derrotado Capriles tucumano junto a Ernesto Sanz, sobre quien debo decir -dada la cantidad de distraídos que aparecen últimamente- que es protagonista fundacional del frente Cambiemos (cambiemos la caja de manos, Niembro). 

Pero quedarme en la foto para argumentar lo que se puede decir sobre el clientelismo es de un reduccionismo efectista al que prefiero resistirme, porque la discusión política se da argumentando desde lo ideológico y lo real, y no tan sólo tirando 'muertos' para el otro lado.

Eva Perón dijo que “no hay una fuerza capaz de doblegar a un pueblo que es consciente de sus derechos". No es casual que cite a Evita, pues a ella misma se la quiso asimilar -con absoluta malicia y abstrayéndola del contexto social de aquel entonces- como propiciadora del clientelismo. Ocuparse de los más postergados para nosotros es Justicia, pero para los reaccionarios es simple populismo o demagogia. Sí, que un pibe acceda a un derecho es demagogia según la concepción liberal-conservadora, respaldada en las editoriales mitristas que supimos y sabemos padecer. Aclaro esto por si algún día llega este artículo a manos de algún extraterrestre que, desde la lógica, no pudiera comprender qué clase de personas pueden confundir ampliar derechos con insinuar migajas.

El peronismo -desde Juan Domingo hasta Cristina- fue impulsor explícito de esa batalla cultural que tiene que ver con hacer conocer que derechos corresponden a cada sector, e inmediatamente generar las condiciones para que tales sectores se organicen para exigir o consolidar lo que corresponda en tal sentido. La ampliación de derechos colectivos -en lugar de la buscada institucionalización de arbitrarios privilegios individuales- fue un sello de nuestro movimiento en general. Lograr el voto femenino en la década del cuarenta fue eso, y nadie puede decir que cada mujer estuvo obligada a votar entonces por Perón. El voto joven, en la presente década, consistió en lo mismo, con idéntica caracterización. No por haber recibido tal derecho durante el gobierno de Cristina, cada joven va a votar por lo que Cristina prefiera. Y no creemos en “el voto calificado”, cosa que algunos están reivindicando en Tucumán, al insultar a cada poblador humilde que eligió votar al FPV diciendo que no votó “la opción adecuada” porque lo arriaron o le dieron el choripan. Con tal de lograr el resultado electoral propicio para las corporaciones se prestan a cualquier cosa, y no dudo que están buscando la forma menos desprolija de proscribirnos por un buen rato. El otro día caractericé a algunos sectores como meta-democráticos; bueno, esos sectores necesitan de ciudadanos pre-democráticos para lograr sus fines. Y los hay.

Pero hay que profundizar sobre el tema, y aquí el motivo del título. No son los mejores tiempos para aquellos que intenten construir poder grande y fuerte sobre la base de lo que se denominan prácticas clientelares, por lo cual se parte desde bases falsas para alcanzar el objetivo destituyente. Recordemos que hacemos eje en Tucumán por estos días, por la ridícula denuncia de fraude y el eco que encontró la burda maniobra en algunos jueces.
No son los mejores tiempos para ejercer el clientelismo porque las políticas de Estado que benefician a las mayorías populares no son dádivas, son programas institucionalizados. El titular de derechos que percibe una Asignación Universal por Hijo accede a ella por cumplir los requisitos que le permiten percibirla. El estar afiliado a un partido o no, el asistir a actos políticos o no, no le aumenta ni le quita el derecho que percibe todos los meses. Lo mismo con quienes cobran una pensión no contributiva, o el programa Progresar, o una jubilación por ama de casa. Si una de esas jubiladas decide votar a un neoliberal o a un troskista, al mes siguiente va a al banco y cobra igual sin que nadie lo evite.
Son derechos adquiridos, no limosnas repartidas según caprichos.

Ahora van a venir con una lupa a mostrarnos que encontraron a tres o cuatro “punteros” que cambian votos por dinero, o por comida. Claro que sobreviven –y sobrevivirán- tales sujetos, pero no mueven el amperímetro de una elección de modo sustancial. Va el “puntero” a una casa y ofrece unos mangos para que voten determinada cosa. Les aseguro que es muy probable que en esa casa reciban esos mangos con una sonrisa… de ahí a que se vote en el cuarto oscuro lo que el “puntero” quiere hay un trecho muy largo e improbable. Ojo que cuando hablo de punteros no me detengo en el Frente para la Victoria, recuerden la foto, está Sanz, no se distraigan.

A los peronistas nos tiran en la cara todo el tiempo aquello del “aparato”. Que ganamos las elecciones por el “aparato” ese que tildan de invencible. Miren, siendo Cristina presidente y Scioli gobernador en la Provincia de Buenos Aires, perdimos con De Nárvaéz allá por 2009. Los remises para llevar a los vecinos para votar, según lo instalado, los teníamos nosotros, pero la realidad es que perdimos aquellas legislativas con alguien que no tenía a su disposición el tan mentado aparato. 
Yo fiscalicé para Cafiero en aquella interna contra Menem, a fines de los años ochenta. Nosotros teníamos más fiscales, estábamos en la provincia gobernada por Cafiero… pero ganó Menem. Hay más ejemplos, pero creo que no hace falta darlos para hacerles entender de una buena vez que nuestro Pueblo no es de ovejas, y que no se deja arrastrar tan fácilmente como piensan los gorilas.

Muchos de quienes maltratan al pueblo tucumano insultándoles el voto no estuvieron en su vida en Tucumán. Hace un par de años, junto a mis compañeros, tuve oportunidad de ver personalmente con que convicción y pasión apoyaban las mayorías tucumanas al Frente para la Victoria allí, en su provincia.
Nos desconozco ni niego que existan sectores reaccionarios que no nos quieran, principalmente en la capital tucumana, como no desconozco tampoco el carácter anti peronista y hasta anti semita de algunos de esos sectores. Pero no pretendo ocuparme de eso hoy.

Quiero decir que es de anti democráticos no reconocer que perdieron por casi 12 puntos, como es de golpistas recurrir a las corporaciones hoy, como antes recurrían a las Fuerza Armadas para lograr sus restauraciones conservadoras.
Hace unas líneas me equivoqué, dije que buscaban proscribirnos. Debo decir que en Tucumán ya han logrado proscribirnos. Aunque sea momentáneamente. Hoy de hecho estamos proscriptos, como ya lo hicieron en otras épocas. Nuestro voto nuevamente parece no valer.

Finalizo con el versito de los “punteros infalibles”, sean imaginarios o no. Los bolsones de comida que dan los Sanz y los Cano, o los que puedan dar algunos otros, no definen una elección. Un bolsón de comida no suma votos de manera automática ni aritméticamente. Sanz lo vivió, Cano lo sabe, todos lo sabemos.
Ya se ha dicho esta verdad: cuando ganan, todo bien; cuando pierden gritan fraude.
Quieren, con su mugre, ensuciar las elecciones de octubre. No pasarán.




1 comentario:

  1. vamos ese es mi compañero!!! lo que les molesta a los troscos o gorilas es que tengamos convicciones y sueños como decia nestor....no pueden entender que un pueblo educado da poder....se mueven con guita y eso para nosotros es carencia de mente!! evita siempre va a estar en nuetsros corazonez

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