Algunos criticaron a Cristina Fernandez por no haber asistido al Foro económico Mundial de Davos. “A Davos van los que buscan la concentración de la riqueza, a la Celac vamos los que no queremos eso” contestó con muy buen criterio el Gobernador de Entre Rios, Sergio Uribarri.
Entre los que objetaron la decisión de Cristina se encontraba el ex dirigente popular Hugo Moyano, quien ya asumió plenamente su rol de referente en la corriente político-empresarial mas conservadora que uno pueda imaginar, aunque este rol sea mas el de un ladero amaestrado que el de un conductor con ideas propias.
Bueno, después de tanto traicionar tampoco se puede llegar con muchas luces.
El ex dirigente popular en cambio saludó con alegría que su aliado Mauricio Macri haya asistido a esa cumbre del poder económico concentrado, en donde se paseo entre un puñado de buenas intenciones y una montaña de economistas neoliberales, políticos conservadores y otros odiadores profesionales de todo lo que sea ampliación de dignidad y oportunidades reales para los mas necesitados de cualquier sociedad.
¿Qué representa Davos realmente? ¿Qué salidas propone para los pueblos? (pues eso es lo que debe importarnos a nosotros).
Algunos abombados decían que Cristina iba a la CELAC pues ahi no habia debate y todos la aplaudian automáticamente: desconocimiento del contexto o mala intención. Es en Davos donde hay en la práctica un discurso único y previsible; en la CELAC hay mandatarios que representan distintas corrientes políticas, y entre los que hay mas sintonía también suele haber matices en sus miradas, lo que hace poner en debate el como construir y afianzar el bloque regional mas allá de esas diferencias o aún con ellas.
Si el año próximo nuestra Presidenta Cristina Fernandez decidiese ir a Davos no borraría ni negaría esta nota; mientras la CELAC siga en su agenda, mientras UNASUR siga en su agenda como objetivo central estaremos complacidos. El tema es que Macri, jefe de Gobierno Porteño y empresario con ambiciones presidenciales, sólo mira a Davos como Meca, sueña con Europa y piensa en Washington... pero nunca, nunca piensa en nuestra región, que es nosotros.
Me gustaría compartir el siguiente informe, para tener dimensión de qué clase de propuestas son las que puede generar un Foro como el de Davos, dada su naturaleza
ENCUENTRO DE FORTUNAS Y ECONOMÍAS EN SUIZA
El discurso de la
recuperación económica es enfriado por la demanda de más reformas.
La crisis económica, vista desde una exclusiva localidad turística de
Suiza, es otra cosa.
Y desde esa perspectiva tendría una pinta halagüeña la
recuperación que los gobiernos
europeos (empezando por el de Mariano Rajoy) llevan meses anunciando a bombo y
platillo.
Sin embargo, a pesar del “optimismo” que según la directora general del
Fondo
Monetario Internacional, Christine Lagarde, “está en el aire”, los
participantes del
último Foro
Económico Mundial –acontecimiento que concluyó a finales de
enero en
Davos– han preferido manifestar una cierta cautela; una actitud que
esconde la sed de
“reformas estructurales” que este selecto club siempre ha tenido.
No habrá crecimiento
Así que, mientras Rajoy declaraba “no veo sólo el futuro, sino también
el presente con
esperanza”, los 2.500 personajes, entre banqueros, políticos y hombres
de negocios
llamados a “rediseñar el mundo” –esta era la sencilla tarea de la edición–,
no se han dejado contagiar por el entusiasmo y han elegido
el business as usual.
Los negocios como de costumbre.
Una cosa es que millones de personas vuelvan a consumir y otra que los
gobiernos
se distraigan y se alejen del camino de la austeridad, de los recortes y
de las
privatizaciones dictado por Bruselas en acuerdo con el FMI. Y justo
los
“hombres de negro” del fondo se han encargado, unos días antes del
Foro,
de enfriar la alegría de los mandatarios que anunciaban la luz a
final
del túnel de la crisis. Según el FMI, el PIB a nivel mundial
mejorará su
crecimiento sólo un 0,1% con respeto a las anteriores previsiones
(que lo situaban en el 3,6%).
El dato por sí mismo es una desgracia para un conjunto de
economistas
obsesionados con el crecimiento. Sin embargo, aún peor es la
constatación
de que, a pesar de los avances de PIB en países europeos como España,
nadie
volverá en breve tiempo a la situación de antes de la crisis. Eso
significa sólo
una cosa: que, a pesar de la recuperación, la plaga del desempleo no se
va a curar.
Pero en Davos, entre un mitin y una clase de esquí prefieren centrarse
en otras cosas.
Y si es verdad que las recetas del FMI parecen no cumplir con sus
promesas, eso
se refiere sólo a los anuncios que los gobiernos han suministrado a los
electores.
Las que se han cumplido han sido las promesas que los gobiernos –a
fuerza
de privatizar y recortar– hicieron a las élites nacionales y
internacionales, las mismas
que figuran en la lista de los “socios estratégicos” del Foro de
Davos. Se trata de 100
firmas que comparten el compromiso del Foro de “mejorar la situación del
mundo”
y que son una buena representación de las las empresas
transnacionales
más poderosas.
A falta de grandes manifestaciones en la exclusiva localidad –los
policías de toda Suiza
llamados a defender el Foro sólo han autorizado en 2014 un desfile de
ecologistas
disfrazados de zombies–, otras ideas para “mejorar la situación del
mundo” tuvieron que
llegar en Davos a través de la fuerza mediática de las grandes
ONG: Oxfam informó de
es decir, que casi la mitad de la riqueza está en manos del 1% de todo el mundo.
Pero en Davos, donde ese 1% se reúne y debate sobre el futuro de los
demás,
la desigualdad no aparece en la lista de los peligros más urgentes.
Christine Lagarde,
estrella del encuentro, ha declarado que sí está preocupada, pero lo que
le agobia,
además de si habrá más o menos recuperación, son otras dos palabras que
empiezan
con “r”: la primera es “riesgo”, ya que, el FMI tiene miedo de que algún
obstáculo impida
finalizar las reformas financieras promovidas por el fondo; la segunda
es “reiniciar”,
ya que según Lagarde, “el reinicio definitivo son aquellas
reformas estructurales
necesarias en todos los rincones del mundo”.
Es la misma obsesión de siempre, que la ejecutiva francesa comparte con
otros
incondicionales de Davos: reformas, reformas y reformas. “No es
una contradicción
apostar por la liberalización de los mercados de trabajo y denunciar la
creciente
desigualdad de renta. A corto plazo, quizá sea doloroso, pero
a largo plazo generará
más crecimiento”, explicó a los periodistas Nariman Behravesh,
economista jefe de la
consultora IHS y asiduo del Foro.
Lo que los gurús de
Davos no explican es de qué sirven tantas reformas si luego
la situación de ese
99% sigue estando condicionada por los mercados, es decir,
por unos cuantos
inversores que mueven las Bolsas mundiales. Entre ellos destaca
sin duda el fondo
estadounidense BlackRock, cuyo consejero delegado Larry Fink
explica que los
vaivenes en los índices de las últimas semanas “son una señal de lo
que puede pasar este
año”. “Creo que viviremos en un mundo con mucha
más volatilidad”, ha
declarado Fink.No importa que la economía se recupere, los inversores continuarán especulando
como siempre, y quizá aún más
El laberinto de la economía de las finanzas
Como explica el economista suizo Christian Marrazzi en su ensayo La violencia del capitalismo financiero, el atolladero en el que se encuentra la economía mundial es elaborar una estrategia de salida de la crisis: cualquier medida de estímulo supone una vez más salvar el sector financiero (del que el 99% del mundo es rehén), haciendo vanas las posibilidades de recuperación económica. Esto es el mundo que año tras años Davos ha contribuido a “rediseñar”.
(Fuente http://www.diagonalperiodico.net/)
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