Por Gabriel Monzón *
“El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba
del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del
hijo (...) Para ustedes la Nación se realizó y fue derogada; para
nosotros, todavía sigue naciendo”. Jauretche
Curioso mi país, tu país.
Curiosa la potestad delegada para dirimir problemas en los tribunales de un estado de un país extranjero.
Curiosa la concepción de soberanía de la dirigencia no Peronista.
Estamos en una situación absolutamente novedosa. Así como en alguna vez
sorprendimos con las huellas digitales, la transfusión de sangre o el
dulce de leche, hoy volvemos a sorprender siendo la punta de lanza de la
lucha contra las corporaciones financieras internacionales.
Había una vez un Presidente que heredo una pesada carga generada por
otros, y en lugar de solucionarlo, tomo un par de medidas equivocadas.
La historia económica y política del país conoció esas medidas con los
nombres que le pusieron desde el poder político de entonces: el Blindaje
y el Megacanje. Ambos fueron vendidos como la solución a los problemas
del país. Por supuesto que ni siquiera pensaron en el Pueblo. Solamente
titularon de manera escandalosa la mayor traición al Pueblo desde la
economía desde 1983.
Pero lo curioso (el término curioso
supongo que aparecerá varias veces en este escrito) es que no creo en
las malas intenciones de los que lo llevaron adelante. Ellos, a los que
vamos a comenzar a llamarlos por su nombre, De La Rúa, Machinea y
Cavallo, fueron bienintencionados. No me cabe la menor duda que cuando
tomaron las decisiones que provocaron el mayor desastre económico y de
violación de la soberanía, pensaban que hacían lo mejor.
Y ahí
es donde debemos pararnos. Y la peligrosidad del discurso de la
oposición. Ellos, que vendieron las decisiones y el futuro, curiosamente
hoy critican lo que nuestro Gobierno está llevando adelante.
De La Rua, Machinea y Cavallo generaron un canje de bonos (debemos decir
que esos bonos fueron en su mayoría emitidos en la década liberal
infame) poniendo como jurisdicción para dirimir los conflictos en
tribunales de un estado de Estados Unidos. Generando lo que hoy vivimos.
Un País soberano, reconocido como el de más rápida recuperación con
independencia económica, negociando con un fondo de inversión.
Pero completemos la historia.
Es curioso que nuevamente estemos reivindicando la Década Ganada. En 10
años, sin apoyo externo, con un default provocado por un Estado
diezmado por quienes permitieron que lo hagan (Jauretche se me viene a
la cabeza tantas veces gritando Cipayos! Scalabrini se me sienta en el
hombro y me dicta) mi País, tu País genero un círculo virtuoso que hizo
que se ponga blanco sobre negro: la distribución es posible, la
industrialización es posible, la nacionalización de los recursos es
posible, el futuro es posible, demostrando que el derrame solamente es
una quimera de dominación.
Y el concepto de soberanía surge.
Inevitablemente. Surge con una fuerza inusitada porque la soberanía debe
ser Popular, debe estar empoderada en el Pueblo. Debe sentirse en cada
una de las acciones que efectuamos. Y eso solamente lo llevamos adelante
en pocos momentos de la historia. Yrigoyen, Perón, Illia, Néstor,
Cristina ahora.
La Soberanía no es la declamación de Carrió, el
discurso vació de Solanas, los vaivenes de Bullrich, la tibieza de
Binner, la traición de Donda, el discurso demagogo de Massa. La
Soberanía es generar acciones que construyen la independencia. Porque la
dominación tienen aristas variadas: tecnológicas, culturales,
educativas, económicas. Y desde hace 10 años si algo tiene este proyecto
es bien en claro lo que es la Soberanía para los Peronistas. Otros
sectores tienen otro concepto de Soberanía. Y ahí es donde radica el
peligro.
La lucha es desigual: mi País, el tuyo, contra una
concentración económica que tiene tiempo. Mientras nosotros debemos
ratificar el poder político cada dos años, ellos pueden esperar. Porque
nosotros buscamos el bienestar del Pueblo (otra arista de la Soberanía)
mientras ellos tienen otras motivaciones. Y en esa lucha desigual me
siento tranquilo: nuestra decisión y nuestro Poder es mayor.
Con este tema se discute quien es el que tiene el poder: si la Política o
la Economía. Y, mal que le pese a algunos compatriotas, el poder hoy
pasa por la Política. Porque si la Política se doblega a la Economía, el
futuro de todos los pueblos del mundo esta condenado.
"La
riqueza en tanto capacidad de acción, poder, independencia, voluntad y
aún espíritu, no es riqueza de estas tierras. Es riqueza particular de
los capitalistas extranjeros, así como el valor económico, político o
social de las cosechas son del propietario y no del peón que las sembró,
cuidó y cosechó”. Scalabrini Ortiz.
* Gabriel Monzón es Secretario Técnico de la
Confederación Parlamentaria de las Américas
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