miércoles, 20 de enero de 2016

El Individualismo, desprecio por la solidaridad

-Por Fabián Curotto-

Hay temas recurrentes en la cabeza y en el corazón de uno. El tema de la deshumanización -muchas veces planificada por intereses ultra capitalistas- es algo que, de modo intuitivo, intento dimensionar. Porque es bueno conocer el tamaño de todo enemigo que enfrentamos y de mas está decir que la valoración positiva del individualismo en la sociedad actual es gigantesca, por lo cual la batalla a dar en este sentido es de análogas dimensiones.Algunos dirán que casi nadie valora positivamente al individualismo; explícitamente puede que no, pero en las acciones -algunas veces de modo inconsciente- absolutamente si muchos lo hacen.

Advierto que sobre el final me tomaré el atrevimiento de mencionar algunas cuestiones vinculadas con la religión, puntualmente con Jesús, pero si son citadas es más bien entendiéndolas como cuestiones del terreno espiritual o ético a mi ver, y pueden servir para ilustrar algunas circunstancias.

Hace unos meses escribí una nota titulada Es la Humanidad, estúpido , en la cual incluía la siguiente anécdota. En una película chilena un personaje sostenía respecto a lo que, para muchísima gente, un sistema deseable: "un sistema en el que cualquiera puede volverse rico. Ojo, no todos, cualquiera (...) todos apuestan a ser ese cualquiera".
Para quienes entienden al mundo como un gran casino es lógico ambicionar que el premio mayor sea para uno sólo, o para dos o tres cuanto mucho. No piensan en "que ganen todos", porque en ese reparto resigna el grueso de su ganancia personal. Son las reglas del casino, digamos. Pero uno nota que un operador de la bolsa al comprar acciones piensa del mismo modo. Y nota que el banquero también lo hace, y que quienes buscan consolidar monopolios u oligopolios dentro del mercado empresarial también. Competencia imperfecta le dicen a esto último, y en esa imperfección está la gran tajada, a costa de la pérdida de otros, claro.

Pero hoy pensaba en cosas mas cercanas, mas cotidianas. Recuerdo un chiste que se contaba cuando yo era chico. Decía el mismo que en una manifestación de desocupados iban unos cuantos cientos gritando"queremos trabajo, queremos trabajo" y que se acerca un empresario a uno de ellos y le dice "veo que grita con ganas, mañana lo espero en mi empresa para que empiece a trabajar", a lo cual el interpelado respondía enojado "somos como mil ¿y justo a mi me venís a elegir?"... Parte de "la gracia" estaba en naturalizar que en todas las manifestaciones de desocupados seguramente había mas vagos que voluntariosos. Pero la trampa estaba en la mirada individualista. Veamos la cuestión con una mirada humanista (ya sé que estropeo el chiste). Le ofrecían trabajo sólo a uno, mientras el reclamo era de cientos. Cientos que reclamaban juntos. La solución justa debía ser al menos para muchas decenas, no para uno o dos particulares. Pero el que diseñó el chiste no pensó como un desocupado dentro de un colectivo social y está bien, tenía la urgencia de ser un humorista ingenioso y no un revolucionario. Pero el punto es que el chiste era muy festejado por aquellos tiempos.

Hoy parece moda asimilar automáticamente a los trabajadores estatales en Argentina con aquello de "son todos ñoquis", todos vagos con sueldo. Y caen mil justos por algunos pecadores, pero no hay inocencia en la instalación de la idea. Ningún vecino defiende vagos, y si se entera que despiden a 10 mil estatales y tiene mediaticamente impuesta la asociación entre la palabra estatal y la palabra vago, no se hace problema cuando ocurre la injusticia de los despidos... y hasta festeja.
En los ochenta empezaron a instalar la idea de que el Estado Nacional era demasiado grande, un "Estado elefante"... y a los pocos años quienes instalaron esa idea como una verdad irrefutable ya habían entregado a sus amigos del sector privado las empresas estatales del peor modo, y con apreciable consenso en la población.

Entre las cosas que se escuchan está también aquello del que "todo lo que yo tengo lo hice yo. Porque yo me levanto todos los días a laburar y nadie me regala nada". Que un pibe de 20 años aparezca con esa idiotez es tolerable en algún punto, por la falta de experiencia que puede acompañarlo. Pero aquí, en mi país, cualquiera que se rompa el lomo trabajando sabe que hacerlo en un contexto social favorable, con movilidad social ascendente, con un mercado interno vigoroso... no es lo mismo que hacerlo en los momentos de crisis, como en 2001, en donde por mas que levantaras la persiana tempranísimo nadie podía comprar nada, porque el vecino era desocupado o estaba muy mal pago. Atención, hay mucho desmemoriado dando vueltas, y mucho imbécil también, y con edades avanzadas, no de 20 y pico.

Es notable de igual modo cómo se busca ensuciar a quien conviene perjudicar con el mote de corrupto o chorro. Es sistemático que se haga ésto con quien se intenta destruir cierta figura desde el Poder Real, independientemente de que la acusación pueda ser fundamentada o no. Pero no me ocupo hoy de esto, por mas que está relacionado con el generar humores sociales.

El Neoliberalismo es el sálvese quien pueda, y en esa ley de la selva en donde el fuerte se devora al débil está la frase de la película chilena. Y hoy en la Argentina se ha restaurado el Neoliberalismo, naturalmente antisolidario.

Y yo sé que algunos se sentirán molestos si leen estas líneas, y también sé que otros ni entenderán de qué estoy hablando. Existía en algunos canales televisivos, como en Canal 13, la costumbre de rescatar "historias de vida". La madre abandonada que sola pudo criar tantos hijos, o el pibe pobre que quedó huérfano y así, bien solito, pudo arreglárselas para progresar. Es otra exaltación del individualismo, maquillada de sensibilidad. Es que el individualismo festeja que progresen esos "héroes solitarios". Lo que no toleran, ideológicamente, es saber que miles de madres abandonadas o miles de pibes pobres van a estar viviendo cada vez mejor. Porque volvemos a la lógica del casino, en donde si el premio es para muchos pasa a ser muy exiguo para los que ambicionan mayor tajada, o toda la torta a repartir. Decía el gerente Macri hace no tantos años "basta de este discurso de la redistribución de la riqueza" (ver video Macri, concentración de riqueza SI, redistribución NO)

Y entonces podemos comenzar a entender por qué algunos tienen el alma tan chiquita y miserable que son capaces de votar con convicción a oligarcas como Macri, sufragando deliberadamente en contra de los trabajadores y de los mas vulnerables.
Varios se han equivocado, alcanzados de lleno por las campañas mediáticas. Otros fueron engañados por la ambigüedad del discurso "new age" que eligió la derecha. Pero hay un porcentaje fascista, no hay que negarlo. Una porción que votó con la intención de que mis ingresos pierdan capacidad de compra y que muchos de mis compañeros de trabajo queden en la calle, por mas que eso implique que sus familias no puedan alimentarse como corresponde. Si, hay un núcleo duro de fascistas que festejan que haya un monopolio comunicacional, en donde el dueño de todos los medios hable muchísimo mas fuerte que los demás. Hay un sector que no se banca la igualdad de oportunidades ni la democratización de algunos nichos aristocráticos, exclusivos, antipopulares. ¿Cuantos son? No lo sé, pero existen.

Se ha hablado mucho de "la grieta" que separa a los argentinos. Ahí hay un costado claro de esa grieta, la que marca diferencia entre humanistas e individualistas. Particularmente festejo que no confundan como una misma cosa a esos sujetos egoístas con mis compañeros, pues afortunadamente sienten muy diferente la idea del prójimo. Sabemos: La Patria es el Otro... ¿o piensan que no es así?

Dijo Jesús: "No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.". Claro que es el mismo que nos enseñó eso de poner "la otra mejilla", pero nunca expresó Jesús que fuese lo mismo "trigo que cizaña", como se expresa en la conocida parábola de la cizaña o parábola de la mala hierba. No quiero manipular la enseñanza cristiana ni argumentar con beneficio de inventario; quiero evidenciar que desde hace mas de 2 mil años se nos viene enseñando claramente que no todo es lo mismo, y que ciertas mezquindades no son tolerables. Los mercaderes nada tenían que hacer dentro del Templo... averigüen que hizo Jesús con ellos. Los ayudo: la respuesta habla del látigo.

Demos la batalla cultural, expliquemos a cada persona de nuestro entorno por qué es mejor que muchos coman dignamente a que puedan comer sólo unos pocos, por mas que "el Dios Mercado" diga lo contrario. Seamos pacientes, pero no neutrales. No es lo mismo un explotador que un explotado, ni ser cipayo da lo mismo que ser patriota en esta historia. Persuadamos con argumentos, pero sin dejar de confrontar con quienes buscan oprimirnos o con quienes sean cómplices de esos opresores.


No soslayemos que todo lo que podamos generar ocurrirá dentro de esta sociedad que tiende a proteger mucho más a la propiedad privada que a la dignidad humana; es decir, ya de arranque no la tenemos fácil, porque a determinadas escalas de valores que están trastocadas, se las ha asimilado y naturalizado sin objeción alguna la mayoría de las veces.

Volviendo unos pasos atrás, doy una mala noticia para algunos que hipócritamente se auto proclaman cristianos y hasta se atreven a ir a misa sin ponerse colorados: el cristianismo es incompatible con eso de progresar a costa de la desgracia ajena. Tampoco es compatible tal fe con el desear la desocupación para los otros.
Para todos, todo. Sea el poncho o el invierno. No vaya a ser que el poncho abrigue a un puñado nomás, y veamos a algunos engrupidos de nuestro entorno festejando tamaña injusticia.

Venceremos... digo Amén !! (así sea)


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