viernes, 15 de abril de 2011

Patti a la parrilla‏

Por Gabriel Monzón

La Justicia llegó finalmente.
Se desenmascaran aquellos que, disfrazados de demócratas, son desnudados porque, simplemente, la verdad es más fuerte.
Luis Abelardo Patti, represor y asesino, lobo que se puso la piel de cordero para seguir devorando fue desvestido, mostrado, condenado.
La sociedad avanza con pie firme y seguro. Amparados todos por un Estado con un Gobierno que demostró y demuestra que las Garantías existen. Por más que nostálgicos del pasado crean que pueden volver. Y con el compromiso popular de construir la libertad y la soberanía en forma cotidiana.
El "ético" Patti fue descubierto, desenmascarado, enjuiciado. Aunque haya podido engañar a gran parte de la sociedad. Aunque algunos aún añoren las épocas donde preferían la libertad con fijador al pelo libre, parafraseando a Pedro y Pablo.
El dueño de la moral fue preso de su condición. Su amoralidad, que no admite inmoralidad, evita la moral. Valga el juego de palabras.
No olvido cuando un sector lo votó y se entabló una lucha sobre si debía asumir o no la banca de diputados. Recuerdo las justificaciones de quienes decían que debía asumir y quienes lo negaban. Recuerdo mis convicciones. Recuerdo las luchas, mis luchas, tus luchas, nuestras luchas.
Pienso en Andrés, en Juan, en Wado, en Victoria. Ni importan donde esten parados ahora. Pienso en su inocencia e identidad robadas. Pienso en los 30001 desaparecidos. Y en este genocida avanzando por la autopista de la democracia que el mismo cerró para correr luego en una ferrari.
Pienso en sus cómplices de la dictadura militar: Videla, Massera, Agosti, Camps, Suarez Mason, Bignone, Galtieri, El Tigre Acosta. Pienso en sus cómplices de la dictadura social: en Menem, en Duhalde, en Cavallo, en De La Rua, en la Bullrich. 
Pienso en su Genocidio Social y en que diferencia existe entre ellos y Patti: todos ellos llevan muertos sobre sus espaldas.
Pienso. Porque en este Estado, con este Gobierno, me permiten pensar y no me condenan por ello.
Ni olvido ni perdón.


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