sábado, 15 de agosto de 2015

Información y Memoria son vacunas contra la fiebre amarilla

-Por Fabián Curotto-

Me preocupa este giro del voto de una franja poblacional hacia el neoliberalismo económico más evidente. Entiendo que no estamos dando de modo totalmente efectivo la batalla cultural, esa que informa siendo memoria de luchas. Tanto libro deformativo de cuño mitrista en nuestra educación ha hecho mella hasta en la percepción de lo ético, y ha naturalizado la mirada oligárquica de los acontecimientos incluso en sectores que son considerados 'de segunda' por esos grupos sociales que detentan el poder real. Hablo de ese poder que no ha necesitado de elecciones para dominar y someter, para hacer y deshacer según sus necesidades sectoriales a lo largo de nuestra historia. Y entonces aparecen personas votando en contra de sus propios intereses, por ganas de 'un cambio' que le vendieron como necesario desde alguna usina del individualismo. Usinas que proponen cambiar un camino, un rumbo que es Proyecto. Proyecto que amplió oportunidades. Cambiarlo por incertidumbre o, lo que es peor, por una nueva entrega del manejo de nuestra economía a los caprichos e intereses del capitalismo foráneo y su puñado de socios locales. Los tecnócratas se entienden con los gurúes de Wall Street, y eso al lego puede encantarle, sobre todo porque pronunciado por periodistas del establishment, como Marcelo Longobardi, tal colonialismo suena a “muy importante”.

Algunos añoran aquel "clima de negocios", en donde valijas iban y venían -mas iban que venían- mientras se privatizaba el patrimonio nacional y destruía nuestra industria. Otros preferimos que se sostenga y desarrolle aún mas el mercado interno y que se ponga énfasis en aportar valor agregado a lo que pueda fabricarse dentro de nuestras fronteras. Queremos menos "Made in Miami" y mas productos nacionales.

Tal vez socializaron demasiadas cosas, se repartieron demasiadas oportunidades al entender de algunos. Cosas que hace 15 años eran privilegios exclusivos para unos pocos, como poder casarse con quien uno ame, o como comer todos los días, en muchísimos otros casos. Claro, con más de un 20% de desocupación comer como corresponde también era un privilegio.  Hasta la identidad parece que era un privilegio, por caso pregúntenle a los nietos recuperados de la mentira en que los supo introducir la dictadura y en donde los supo mantener cierto desinterés. Conciudadanos por los cuales ningún presidente había puesto el cuerpo para apoyarlos políticamente en esa búsqueda de Verdad, antes de Néstor Kirchner y Cristina Fernández,

Decía Arturo Jauretche “Ignoran que la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”. Esa alegría popular los enoja, y mucho. Cuántos de nosotros conocemos comerciantes a quienes les va muy bien, pero no nos eligen, porque les molesta que ‘la negrada’ no esté un poquito peor. No digo que quieran que se mueran los que accedieron a estar un poco mejor ¡no, por Dios! No diríamos eso, porque sabemos que ellos son cristianos, católicos en muchos casos, pagan sus impuestos y son buenos padres. Pero, claro, les quita el sueño mientras veranean eso de que sus impuestos vayan para tanta vacuna gratuita y tanta compu para los negritos, vaya a saber para qué quieren usarla. No, no quieren que se mueran, pero tenerlos a raya, un escaloncito (o dos) debajo de ellos, si les gusta. A falta de cielos afirmarse sobre una cornisa los hace sentir un poco mas capos en el gallinero. Y en la cornisa resulta incómodo que haya tantos, pensarán.

No es partidaria esta reflexión, pero si es cultural e ideológica. Que Macri elija ser quien encarne el modelo que hace 15 años encarnaba Domingo Cavallo no es culpa mía. Y que lo rechace con la misma convicción con que repudié en su momento al ministro de Menem y De La Rua es buena parte de mi deber como político y mi obligación como ciudadano con sentimientos solidarios. Cualquier asomo de un nuevo experimento liberal en lo económico será enfrentado por mí con argumentos que pesan tanto como la memoria del dolor de un pueblo, por cada víctima del genocidio neoliberal, cuyo origen fáctico pueden encontrarse ya en el Rodrigazo, y puede darse por nacido el 24 de marzo de 1976, haciéndose fuerte durante la traición menemista y su prolongación aliancista. Hablo de ese programa deliberadamente desindustrializador, entreguista y excluyente.

De quienes no tengan experiencia militante y lleguen a leer estas líneas, algunos no han pasado los cuarenta años de edad. Y puede que se deslumbren por los globos, por el bailecito de Mauricio y por lo lindo que está pasear por Recoleta los domingos. No me hagan caso a mí, háganle caso a la historia. Investiguen quien fue el tal Cavallo, busquen que gobierno le recortó ingresos a los jubilados y cual amplió los derechos para los mismos. 

Otros de los que me lean ya tendrán más de cuarenta, y ahí es otra la cuestión. A quienes tengan plena conciencia de lo que fue aquella noche neoliberal les hablaré parabólicamente, para no ofender a nadie. Hace unos 25 años yo iba a estudiar algunas filosofías en determinada institución, sita en el barrio de Flores. Exactamente fue en el año 1990, pues recuerdo haber ido a una de esas clases escuchando en el colectivo aquel partido de Camerún contra Inglaterra. Un día, un profesor, ante determinada información importante que se nos dio, nos dijo que todo Conocimiento conlleva una responsabilidad. Cuando uno accede a la comprensión cabal de algo no puede desentenderse de ese Conocimiento y accionar tan livianamente como lo hacía antes de haberse enterado del peso de alguna cosa. No puede uno desentenderse de las derivaciones de algunos actos cuando sabe los alcances que estos tienen, pues ya no ignora, y por tanto debe asumir conciente y responsablemente la existencia indudable de las consecuencias que entraña una decisión tomada. Por sus frutos los conoceréis. No vale hacerse el distraído, o el desmemoriado, y actuar como si se desconociera que un gobierno dirigido por los intereses corporativos transnacionales no trae la felicidad del pueblo dentro de sus intenciones. Ni Justicia Social, ni ampliación de derechos. La 'mano invisible del mercado' siempre resolvió empuñar un arma contra los trabajadores, y en muchas ocasiones literalmente. Y si uno sabe tal cosa y no obra en contra de tamaña posibilidad, tan luego es engranaje necesario de ese plan y cómplice, en mayor o menor medida, según su nivel de conciencia.

Yo no podría mirar a la cara a mi descendencia si en un futuro se enteran que fui saboteador de un proyecto de características inclusivas por el simple hecho que no me gustaba el modo de hablar de tal o cual dirigente, o porque me cansé de determinado estilo. Y, pido a todos, cuando me vean ser funcional a un proyecto que reciba sumisamente órdenes directas de una embajada extranjera, o de un grupo económico; cuando les parezca que no enfrento con real firmeza cada posible avance de la derecha reaccionaria en su intento de hacerse con el poder político de nuestra Patria… repúdienme, como debe repudiarse a todo cipayo o a todo colaboracionista de los enemigos del pueblo. Si uno asume posiciones es para honrarlas, y no solamente para mover el pico y aparecer en una lista de candidatos.

Que nadie me pida ser tibio a la hora de enfrentar la posibilidad de un retorno a los noventa. Y que nadie sea tibio si tiene el Conocimiento y la dimensión de lo que fue esa década. Cuando desde un lado se propone un ajuste que no va dirigido a los más aliviados económicamente y que, por el contrario, va en perjuicio de quienes menos ingresos tienen, el llorar diciendo “yo no sabía que iba a pasar esto" es tolerable solamente cuando el sujeto que erró es un abombado que no sabe hacer la O ni con un canuto. No es momento de sentirse incómodo porque al vecino le va mejor de lo que esperábamos “gracias a nuestros impuestos”, pues algo así dicen algunos. Porque no es momento de tomar el destino del país con la infantil lógica del berrinche.

Es momento, sin duda alguna, de avanzar en el mismo sentido en que venimos haciéndolo, aún con lo pendiente. Recuerde cada uno que este rumbo es el que hizo bajar los cuadros de los dictadores asesinos, el que le dijo No al ALCA, el que ya no recibe directivas de hierro desde el FMI, el que recuperó Independencia Económica a la hora de tomar decisiones, el que devolvió la herramienta de las paritarias a los trabajadores. Con todo lo que haya que mejorar, con todo lo que haya para corregir, no es por el camino amarillo, no es de la mano de Macri -que no es otro que Cavallo en sus intenciones- como llegaremos a una situación mejor a la actual. No es prejuicio, es certeza, Melconián y Sturzenegger están en su equipo, y disculpen que tenga que mencionar a tan perversos economistas. 

El otro día señalaba que ante determinadas encrucijadas no hay margen para dudar el camino a tomar. Y no digo que quienes voten a Margarita Stolbizer o a Nicolás Del Caño están "votando mal" y deban ser criticados por quienes no sufragamos como ellos. De hecho siempre dialogamos con integrantes de esas fuerzas y de otras similares,  Apunto al PRO directamente y a su intención, a veces mas disimulada y otras veces totalmente explícita, de restaurar un programa económico de características no nacionales. Reitero también esta sugerencia, que puede servir a quien no tenga tiempo de chequear tanta data sobre el peligro que encierra Mauricio Macri. Si por urgencias alguno no puede profundizar en los temas político económicos con mucho detalle, les entrego una herramienta simple pero efectiva: si la Sociedad Rural, las corporaciones y las empresas que se han dedicado a fugar capitales hablan muy bien de un candidatos, ese candidato no juega para nuestros intereses.

Disculpen lo excesivamente auto referencial que resultó esta nota, pasa que hay cuestiones que tocan casi de lleno lo que uno es. Ocurre que -además de poner en jaque a la industria argentina y no ser otra cosa que la exclusión social planificada- entre el neoliberalismo y yo hay algo personal, y no voy a conceder ni un centímetro en mi ofensiva, porque está en juego el futuro de cada pibe de nuestros barrios. Insisto con esto pues nunca quiero llegar a padecer la situación de que alguien que hoy se haga el distraído, una vez implementado el plan antipopular que millones conocemos por haberlo transitado, venga en un par de años con la hipocresía de que le duele como creció la mortalidad infantil. 

Mencioné muy al principio el giro hacia la derecha del voto una franja poblacional. Apelando a la reflexión y sensibilidad ese voto se puede redireccionar hacia lugares más humanos y solidarios. Apagando un poco la tele y encendiendo algo mas la memoria, todo empezará a encausarse para el bien de las mayorías. No se confundan, no hablo desde el lugar del enojo, pues la fuerza que apoyo e integro ha ganado una elección a nivel nacional nuevamente hace muy poco. Pero a veces uno recuerda algunas pesadillas y deja sonar el despertador un buen rato, no vaya a ser que los dormidos le den ocasión al retorno de aquello que fue muchísimo peor que un mal sueño.

Un paraíso para pocos siempre será un infierno demasiado extenso para los demás, y el alquiler de ese paraíso no debemos volver a pagarlo las mayorías populares.

Y por si alguno todavía no escuchó el despertador, agrego que pensar que el mercado acomoda las cosas con justicia es una falacia a la que Perón le dió muerte definitiva con la frase: "La economía nunca ha sido libre: o la controla el Estado en beneficio del Pueblo o lo hacen los grandes consorcios en perjuicio de éste"


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