viernes, 13 de enero de 2017

Represión brutal por negocios en la Patagonia

-Por Fabián Curotto-

Mis palabras de hoy tienen el objetivo de sumarse al dar visibilidad de brutalidad que ha estado ocurriendo durante estos días en una zona de nuestra patagonia argentina. Como país, bajo los colores de nuestra bandera nacional, existen identidades étnicas y culturas que son a su vez naciones. Los pueblos originarios son pre existentes a la colonización de estas tierras y, naturalmente, son anteriores a todo intento de neo colonialismo, como el que parece regir actualmente. alentado y justificado desde algunos sectores liberales.

En la provincia del Chubut, por negocios, le están metiendo bala a nuestros hermanos. Y lo hacen a nombre de los intereses de Benetton, como no lejos de allí reprimen a compatriotas para defender caprichos y negocios del magnate Joseph Lewis, un inglés amigo de Mauricio Macri. Esa amistad perdonó, por ejemplo, una millonaria deuda con el Estado. Lewis es propietario de miles de hectáreas en la Patagonia (Macri se ha alojado, siendo presidente en su mansión) y Lewis es el mayor accionista privado de Edenor, empresa del sector eléctrico a la que ya se le condonó una deuda. Esta inglés dispone de caminos nacionales según sus intereses personales, pueden investigar el tema.

Con la Constitución Nacional vigente, que pone mas énfasis en defender la propiedad privada que los intereses colectivos, sabemos que ya arrancamos mal. 

Pero yendo a los hechos: durante los últimos días la comunidad cushamen a sido víctima de terrorismo de Estado, porque a través de la fuerza pública se intentó aterrorizarlos, para que abandonen el lugar que habitan desde hace tanto. Y lo hacen, además, sin entrar en conflicto con el medio ambiente. Aclaro esto último porque los negocios inmobiliarios que impulsan algunos de los gringos interesados en expulsarlos de allí "como sea" también son cuestionables desde el punto de vista ambiental.

El otro día marchamos unos cuantos a la Casa del Chubut en la Ciudad de Buenos Aires. Hicimos ruido, por supuesto, y algún funcionario se atrevió a calificar a ese ruido de protesta como "inentendible". Tal vez viendo algunas de las fotos que dejo al final, empiecen a entender el por qué de nuestros gritos. No pedimos, exigimos  que paren la mano. Parece una nueva Campaña del Desierto, como la ideada por Sarmiento y ejecutada por Roca, en donde discursivamente se vuelve a ensuciar al pueblo, calificándolo de bruto, para que terminen ganando los oligarcas, con su brutalidad de siempre. 






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