-Por Fabián Curotto-
El domingo millones de votantes eligieron que Mauricio Macri sea el nuevo presidente.
Muchos votaron con ilusión, me consta. Muchos votaron con odio o con desprecio, también me consta.
Les cuento que para los trabajadores estatales nacionales el cambio ya comenzó a operar.
No hace falta sobreabundar en detalles sobre la realidad que a la derecha liberal le interesa mas priorizar la eficiencia presupuestaria que la eficacia práctica del abordaje humano en las problemáticas que ocupan a cada Ministerio. Es decir, echar trabajadores es emprolijar costos, pues el sueldo y cada puesto de trabajo son más "un gasto" que un derecho, según esa concepción mercantil de la vida. Nos comunican que a los estatales de la Provincia de Buenos Aires ya les ocurre lo mismo.
Bueno, en esto que paso a contar andan muchos trabajadores que a esta altura estarían planificando sus vacaciones para disfrutar de unos días junto a sus hijos en algún destino turístico.
A mi ya me pasó. Mi hija de siete años me preguntó si podremos irnos de vacaciones. Le dije que espere, es que esta semana empiezan las reuniones gremiales para ver quienes siguen con trabajo y quienes no, con la esperanza de ganar esta contienda que se avizora peliaguda.
Es que ya están palpables los vientos de restauración liberal-conservadora que nos trajeron.
A esa restauración de situaciones noventistas la titularon Cambiemos, los pícaros.
Pero bueno, habrá que pensar que hay mucho "sub-treinta" votando, y mucho ingenuo.
Ahora viene la parte en que agradezco sinceramente a cada uno de quienes votaron al Frente para la Victoria, pues le avisamos a todo el que pudimos que de ganar Scioli la cosa venía bien en cuanto a mercado interno y expectativas turísticas para este verano, y supieron entender que esa previsibilidad era buena. Pero de repente hasta sectores que hasta hace un tiempo decían que la previsibilidad era buena, se enamoraron de Durán Barba y su idea del Cambio. Era tan positivo un escenario previsible que, además de permitirnos planificar la vida a millones, no coartaba ni menguaba la posibilidad de que "los otros", "los ellos" -esos que nos desprecian o desprecian nuestras formas- también se pudiesen ir de vacaciones. Ah, pero si las cosas no son disfrutadas en exclusividad, parece que molestan. Ya se tuvieron que cruzar con demasiados "negros" en los lugares en que hasta hace unos años sólo veían rubios. Y cierto espíritu de confraternidad tiene determinados límites, ahora, tal vez, mensurables electoralmente.
Acá tienen el inicio de la concreción social de esa "grieta"que hasta anteayer era discursiva. Algunos ya no podemos planificar demasiado porque empezamos a ocuparnos en defender que el pan siga estando en la mesa de unos cuantos.
Después que alguien me diga como le explico del modo menos doloroso a mis hijas y a los hijos de mis compañeros que mucho de esto pasa porque desde ciertos medios de comunicación convencieron a unos tantos que esos estatales que no llegaron a consolidar su situación laboral son "todos ñoquis" y "todos larvas", y por lo tanto merecen ser castigados con la incertidumbre que no deja ni dormir, o con la posibilidad real de arrojarlos a la calle, como en los '90... Menos familias comiendo, para que los "números macro" comiencen a cerrarle a Prat Gay y le arranquen entonces una sonrisa. Nuevamente Gracias...
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