sábado, 21 de noviembre de 2015

La ex Mansión Seré y "la grieta"

-Por Fabián Curotto-

Ayer a la mañana nos encontramos con la tristeza de ver en el sitio correspondiente a la ex Mansión Seré una pintada ofensiva para el Pueblo argentino. Dicho lugar ofició de sitio de detención ilegal, de sistemática tortura y de desaparición de personas durante un período de la última dictadura cívico-militar. La afrenta es contra el Pueblo, pues la ideología que promueve la frase de la pintada es propia de los sectores reaccionarios que permanecen activos y retoman protagonismo en nuestra sociedad.

Aludiendo a la fecha de las próximas elecciones, se usaron las siguientes palabras "el 22 se termina el curro". El candidato presidencial de la Alianza de la restauración liberal-conservadora, Mauricio Macri, fue quien le puso voz a esta idea en 2014 cuando dijo que con él se iba a terminar “el curro de los derechos humanos”.
Las políticas de Derechos Humanos, las de Memoria, Verdad y Justicia, no son un curro. Son un logro de la sociedad. Logro apoyado en las luchas de organismos que militaron la memoria y logro impulsado por la voluntad política de algunos protagonistas del escenario político. Que el genocida Videla haya terminado sus días preso al igual que otros cuantos, no fue un curro, fue Justicia.

El operador político de la oposición Jorge Lanata fue quien le dio entidad al concepto de "la grieta". Hizo creer a unos cuantos que fueron los gobiernos de Néstor y Cristina quienes inventaron a los intereses contrapuestos, a las posiciones encontradas y antagónicas de los sectores de poder. Y para muchos cómodos oyentes ese relato arengado desde Radio Mitre y desde otros tentáculos del ilegal multimedio Clarín fue verosímil y hasta les ahorró el pensar. Ya no hacía falta recordar de que se trataba aquello de Unitarios y Federales en el Siglo XIX, o aquello de intereses oligárquicos contra intereses populares, tan materializado en una época por la realidad del antiperonismo contra el peronismo que buscaba ampliar derechos. O las resistencias y las dictaduras. Nada, ahora solo alcanzaba con decir que el kirchnerismo "inventó" enemigos para sostenerse. Así de boba la argumentación, pero así de efectiva.
Interpeló y bajó línea al gorilismo militante de algunos y al gorilismo inconciente de otros.

Fue en 2013 cuando Lanata, uno de los impulsores de la candidatura presidencial del reaccionario empresario porteño Mauricio Macri, dijo "Yo a esto lo llamo “la grieta” y creo que es lo peor que nos pasa y que va a trascender al actual gobierno. Esta grieta ya no es solo política, sino que es cultural." En ese "va a trascender" me detengo. A éste domingo, gane Scioli o gane Macri, la grieta que invoca Lanata lo va a sobrevivir, pues a la derecha le sirve políticamente que permanezca viva relatada a su manera, ya que fue parte del combustible que utilizó para llegar hasta aquí. Quienes dicen quejarse de "la grieta" se han enamorado de la misma, pues vuelcan en ella enojos atendibles, berrinches clasistas y hasta algunas frustraciones o mezquindades personales. Yendo a lo central, el temor de muchos de nosotros es que, de lograrse una restauración en el gobierno de los sectores anti nacionales y anti populares, esa "grieta"que hoy sobreactúan como insoportable -pero que hasta ahora fue discursiva- tome cuerpo en lo social. Es decir, que el enfrentamiento entre intereses contrapuestos vuelva a cobrarse vidas a fuerza de querer empobrecer y excluir personas, como ya ocurrió, por dar un ejemplo, en 2001.


Y vuelvo a la vergonzante pintada en esa Casa de la Memoria sita en el Partido de Morón. Y ya me parece escuchar a algún alegre propiciador del triunfo de Macri diciendo ¿y qué tengo que ver yo con esa pintada?. Como los gorilas que festejaron el derrocamiento de Perón en el '55 y luego decían ¿y que tenemos que ver nosotros, simples ciudadanos, con los bombardeos criminales a la Plaza de Mayo? Quien apoya a determinados sectores o partidos, no puede desentenderse de la ideología que los sustentan.

Esa forma de apoyar con el voto o de otra manera a políticas neoliberales que sabemos certeramente que generan exclusión social y despues jugarla a "yo no tengo nada que ver" es repugnante, pues demuestra el menosprecio del análisis serio a la hora de optar, o la mas cobarde de las complicidades, que es la hipocresía. Pues uno a esta altura de la historia ya sabe que cosas vienen en el combo que uno elige y que cosas no. No puede uno ensalsar a Donald Trump y después desentenderse cuando algunos inmigrantes son masacrados en Estados Unidos.

Si yo voto industrialización no puedo hacerme el distraído cuando se abre una fábrica, pues mi voto apuntaba a esa consecuencia. El informado que vota oligarcas reaccionarios no puede desentenderse tan inmediatamente de la ominosa pintada agraviante en la ex Mansión Seré. 
No puede desentenderse en absoluto, pues viene en el mismo paquete que está eligiendo, como vienen los Fondos Buitre y la posibilidad del peso del ajuste sobre las espaldas de los trabajadores.

No me vengan con que el cambio al que apuntan es "la revolución de la alegría" y los globitos, después de tantas luces de alarma mostradas y demostradas. Cada uno debe hacerse cargo, ahora y después, de qué proyecto abraza. Que jueguen a los ingenuos o a los distraídos con sus hijos si quieren, a esta altura a muchos de nosotros no podrán engañarnos nunca mas.


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