Hace unos días me encontré releyendo algunas notas mías, sin olvidar nunca en que contexto fueron escritas las mismas, Creo que, teniendo en cuenta el "clima de época" en que las escribí, no hay en ellas incoherencias y encuentro posibilidad de defenderlas con argumentos. Es cierto que los climas de época en este Siglo XIX son muy dinámicos y en casos puntuales a veces duran apenas unos días. Si debo reconocer que encontré subvaloraciones por mi parte respecto a algunos adversarios y subestimaciones para con claros enemigos. Lamentablemente tal cosa no me ocurrió en soledad y varios nos comimos alguna curva, pero ayer asegurábamos con algunos compañeros haber aprendido la lección. Los anticuerpos de nuestro movimiento deben ser como la batalla cultural: permanentes, perennes. Y si uno "juega a aflojar", que sea, en todo caso, una simulación del orden táctico.
Ahora si voy a referirme al "voto antiperonista". Lejos estoy de decir o de insinuar que cada uno de los ciudadanos que votó a Macri en el ballotage sea per se un antiperonista, pues muchos de ellos ni siquiera tienen identidad partidaria y en muchos casos son ciudadanos de voto fluctuante, ya sea por afinidad momentánea con alguna figura o por sus propios intereses y expectativas en determinado contexto.
Apunto en realidad a aquellos que sí poseen alguna formación política, que conocen la pulseada de poder que hay detrás de todo conflicto de intereses y que en algún momento dijeron comprender, o sentir, de qué se trata eso de "ser peronista".
Mi plena certeza, mi absoluta convicción, es que ningún peronista votó a Mauricio Macri.
La que pasó fue una de la elecciones mas fáciles de decodificar -a nivel programático- de toda nuestra historia. Cualquier poseedor de una mínima claridad de lectura se daba cuenta qué enemigos del pueblo traía consigo el empresario Macri, por más que los medios hegemónicos intentaran disfrazarlos de Carmelitas.
De hecho miles de compañeros y ciudadanos no peronistas votaron a Daniel Scioli, pues era muy simple identificar de que lado estaba el núcleo duro del poder corporativo junto a lo peor del sector financiero.
En instancias de internas, en elecciones no definitorias, puede darse el caso de encontrar a un peronista "haciendo la plancha" o jugando al distraído. Pero esta situación era definitoria; en ella se ponían en juego muy claramente nuestras tres banderas históricas.
Así que mas allá de los votantes no peronistas que acompañaron al Frente para la Victoria, estoy seguro que todos, absolutamente todos los peronistas votaron al candidato Daniel Scioli o, por lo menos no fueron capaces de votar, bajo ninguna excusa, a la alianza reaccionaria encabezada por Mauricio Macri.
Acá si funciona "el peronómetro", acá si que no hay argumentaciones posibles.
Nadie que pueda llamarse o sentirse peronista pudo votar a Macri.
¿Que saben de alguien?...¿que les contaron de alguno?
No, de ninguna manera. Estoy hablando de Peronistas, de compañeros que son compañeros incluso teniendo en cuenta algunas diferencias, mayores o menores.
Y si me empujan a imaginar la posibilidad de que hubiese existido, quizás, algún traidor, sabemos que estaríamos hablando del peor enemigo posible, de una vívora deslizándose por nuestra casa, pero nunca estaríamos hablando de un Peronista real, porque ser peronista implica Lealtades que se ponen a prueba sobre todo en las instancias cruciales.
Ya que hice mención a la palabra enemigo, les dejo un video con una definición de nuestro máximo líder. Hasta la próxima compañeros, y que nadie se confunda, pues ante determinadas encrucijadas a los tibios...hasta Dios los vomita.
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